Asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez
El asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, el presidente y el vicepresidente de México, sucedió el 22 de febrero de 1913 en el Palacio de Lecumberri de la ciudad de México.3 Fue perpetrado por el comandante de las Fuerzas Armadas Victoriano Huerta quien, tras traicionar a Madero y Pino Suárez, dio un golpe de Estado y obtuvo el poder por poco más de un año hasta su renuncia el 15 de julio de 1914.
Gracias a la ley de fugas se pudo justificar oficialmente el asesinato de Madero y Pino Suárez. El hecho sucedió a pesar de que ministros de varios países solicitaron que se preservara la vida de Madero. Gustavo A. Madero, tres días antes de la muerte de su hermano, fue asesinado brutalmente por las fuerzas del general Félix Díaz en La Ciudadela de la Ciudad de México por órdenes directas de Huerta. Madero y Pino Suárez fueron obligados a firmar sus renuncias, sin tener conocimiento de la muerte de Gustavo.
La muerte del presidente y su vicepresidente nunca fue manejada como un "asesinato" por los periódicos nacionales. El 24 de febrero, Madero fue enterrado en el cementerio de la Piedad. El funeral atrajo a cientos de simpatizantes de Madero. La represión de Huerta continuó: disolvió el Congreso y asesinó a varios diputados. La ocupación de Veracruz por parte de los soldados estadounidenses y la derrota de las fuerzas federales en Zacatecas llevaron a Huerta a renunciar al poder y huir del país. Tras su renuncia fue sucedido interinamente por Francisco Carvajal. Más tarde llegó al poder Venustiano Carranza, uno de los líderes revolucionarios, hasta su asesinato el 21 de mayo de 1920.4
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